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¿Cuántas veces has tenido que tomar decisiones cruciales?
Sí, aquellas que de verdad te hacen temblar, aquellas son un salto al vacío. Aquellas en las que tienes plena conciencia que hay riesgos importantes, pero a la vez sientes que «o ahora, o ya será demasiado tarde».
¿Qué hacer, cómo conseguir pasar a la acción sin que ello implique poner en riesgo tu salud física, las relaciones con tu entorno y sobre todo tu salud mental?
Probablemente poco nuevo verás en este post, pero mi experiencia me demuestra que algunas repeticiones son muy buenas para el estado emocional.
Así que revisaremos un proceso de este tipo.
Antecedentes.
Evidentemente ocurre en una situación de «crisis» o lo que es lo mismo de «cambio esencial«.
Eso puede ocurrir en cualquiera de los ámbitos sustanciales de la vida: familia, amistad, hobbies, pareja o trabajo. (Quizá hay alguno más en tu caso).
El cómo se ha llegado ahí no es el tema. Infinidad de motivos diferentes. El tema es ver la situación como de Cambio Sustancial, sin colocarle juicios negativos añadidos.
Es una situación de Umbral, y si decides y actúas en consecuencia aparecerán forzosamente nuevas situaciones. No puedo asegurar que mejores, pero si son nuevas ¡hay una ( o muchas) oportunidad/es!.
Pero hay que trazar un plan, no sirve improvisar. Un plan afín a las creencias y valores propios.
Acción
La primera es hacer un trabajo de atención serio a las dos situaciones: con y sin la decisión. Imaginar y escribir los pros y contras, datos objetivos, escenarios posibles (tampoco te pases, deja que tu imaginación te los muestre de modo natural, no fuerces mentalmente acontecimientos, sólo estate atenta o atento a lo que aparece en tu visualización o en tus razonamientos).
Tomar la decisión sólo es el principio. Fundamental, condición «sine qua non», pero sólo el principio.
Después de ella ocurrirán cosas de entrada no conocidas sobre las que tendrás que tomar más decisiones. Pero… ahora ya no serán tan cruciales. Irás resolviendo. Lo importante es aceptar que eso ocurrirá, al menos al principio, y imaginar que sí, que eres capaz de seguir ahí, comprometida o comprometido completamente con aquella nueva situación.
Resolución
No sabemos a priori el resultado. Y un grado de frustración, diría, es inevitable . La clave, como dice Xavier Pirla, la clave es ¿Cuánto tiempo me quedo con la frustración? ¿Qué diálogo interno -dígase alimento- ? ¿La convierto en una evidencia de una creencia limitante?.
Lo sabes, pero te lo repito, equivocarse … ¡está permitido!
Mis herramientas
Básicamente dos:
- Primera: imaginar qué ocurrirá si no tomo la decisión y imaginar qué ocurrirá si lo decido y luego lo hago… (ya lo he comentado antes), y
- Segunda: Sentir. Sentir claramente las emociones que me provocan una y otra situación. Si. Pero Sentir significa, y le doy importancia fundamental, significa también notar qué pasa en mi cuerpo físico. ¿Cómo respiro? ¿Aparecen tensiones, hormigueos, cosquilleos, debilidad, palpitaciones, flujos, flojera, acartonamiento…? ¿Dónde? ¿Que intuyo que significan?
Y después, con esa información real, tengo la fuerza necesaria para dar el paso. Y si no la tienes te cuento en este enlace como puedo ayudarte
Y si has tomado alguna, ¿Qué decisiones cruciales has vivido? ¿Cómo lo resolviste? Me encantará leerlo en los comentarios.
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Hasta pronto!
Sonia.