Tener las cuentas claras, o lo que es igual, tener una buena higiene o salud económica está al alcance de la mano.
En un alarde de creatividad ha salido este título: higiene económica. No sé qué pensarás al respecto…
Viene a decir que es tan útil ( o más ) limpiar mi mente respecto a «basurillas sobre mi dinero real» como lo es limpiar mis dientes de basurillas orgánicas todos los días.
Vale, 3 veces al día no hace falta. Para empezar, si nunca lo has hecho, con una vez cada dos o tres días es suficiente. Y más adelante verás que con una vez cada semana o cada quince días o incluso, si tienes buena memoria, una vez al mes, también.
Si.
Pero vamos por partes con las siguientes preguntas para reflexionar y también las vamos respondiendo:
Índice de contenidos de este artículo:
¿Para qué es necesaria esta «higiene económica»?
Pues siguiendo con la metáfora de los dientes, por el mismo motivo. Para tener nuestra «boca / economía» limpia de restos que pueden enquistarse y originar mal aliento, esmalte dañado, caries, etc
Y ¿cuáles podrían ser esos restos orgánicos en lo que a dinero se refiere?
Serían, en el mejor de los casos pensamientos muy típicos como
- «no sé en qué se me va el dinero»
- «creo que entra suficiente dinero, pero creo que sale más aún»
- «¿estaré pasándome de la raya al comprometerme a esta formación?»
- «veo que hay dinero en el banco pero ¡voy demasiado justa y trabajo mucho!»
Y serían en el peor de los casos dejar de hacer cosas que quieres y que sabes que te pueden ayudar por pensar que no te lo puedes permitir, sensación de angustia a la hora de comprar o invertir, deudas sin controlar y por supuesto sin atender, entre otras.
Dice un testimonio al respecto: «me siento más responsable de mis ‘zonas oscuras’. Me siento empoderada en relación a que ahora puedo ver dónde tengo agujeros, por dónde se escapa el dinero, y le voy poniendo mejoras»
¿Qué suele ocurrir antes de tomar la decisión de hacer una buena «higiene económica»?
Copio textualmente de un testimonio: «confusión, desorden, miedo, mucha pereza, procrastinación»
Es fácil que te pase algo parecido, lo he visto mucho. No me meto en lo que hay detrás de ello en este artículo, pues es mucho más interesante lo que ocurre cuando te arremangas, cuando te quitas de encima las manillas y haces tus cuentas.
Otro testimonio textual: Mientras lo estoy haciendo, siento «gustillo, sorpresa de que me dé gustillo, subidón por estar haciendo algo que sé que es bueno para mí»
En general eso es también lo que ocurre una vez atravesados los sudores fríos de aprender a usar las hojas de cálculo y dejar de lado los cuadernos, lápices y rotuladores.
Una vez entendido como usarlo, al margen de dudas que ya se resolverán al final conmigo o con quien sepa resolverlas, ocurre una gran concentración, un entrar en los tiquets, notas o justificantes, y también en los vacíos. Una mente enfocada. Una mente que se pregunta cosas, que está limpia de juicios, sólo se ocupa de hacer esta hoja, luego ya sacarás conclusiones.
¿Y después? ¿Qué regalos trae la «higiene económica»? ¿Regalos?
Pues sí. A nivel práctico, lo que ocurre es que una vez hechas las cuentas, pues es muy tonto, pero ocurre eso, que están hechas. Por tanto tienes unos totales.
Unos totales, unas sumas de cuánto te has gastado y en qué. De forma visual, rápida ves qué has hecho con tu dinero cada mes. Y puedes hacer previsiones basadas en tu realidad, no en tu imaginación más o menos acertada o… más o menos equivocada.
Recuerdo que hace mucho, cuando creé la hoja que llamé «contabilidad doméstica» e hice mis primeras cuentas, me llamó mucho la atención que el % de lo que gastaba en comida era bastante menor de lo que imaginaba en aquel entonces. ¿consecuencia directa?: cada vez que iba a comprar comida (intentaba que fuera ecológica) iba más contenta que antes, sabiendo que era un dinero muy justamente gastado en mi estructura de gastos.
Una vez hechas las cuentas, siento «satisfacción, claridad haya lo que haya en ellos, determinación a seguir atendiendo esta parte»,
o,
«Me siento internamente en orden. Saber lo que es en vez de imaginarlo que es me da claridad, una claridad que va más allá de lo económico. Sorprendentemente ¡me centra!»
Aprendo la importancia de tener una buena higiene económica, como hacerlo y sus herramientas con Sonia.
¿Y cómo lo hago? ¿Cómo se hace esa «higiene económica» Sonia?
Bien, así me gusta. Nos hemos saltado de golpe todos los ruidos mentales y vamos a lo que importa, a cómo hacerlo.
(nota: me encantará leer en los comentarios cómo te lo has montado para saltar o callar a los ruidos mentales procrastrinantes)
Pues mira, lo tienes en la palma de tu mano, si quieres:
En las sesiones y mentorías de emprendimiento tienes disponible la hoja de cálculo que se llama «contabilidad doméstica» y que ha ido mejorando con el tiempo.
Es una hoja útil para la mayoría de personas que hacen una actividad profesional pero que el dinero de la misma se mezcla casi totalmente con el de la vida privada.
Conclusión
Voy a dejar que el siguiente testimonio haga un resumen, ya verás:
«En general me siento mucho más tranquila, clara y ligera. La sensación de saber y mirar de cara lo que es real, sin suponer o inventar. A veces es preocupante, pero por lo menos ayuda a tomar decisiones más informadas. Y al mismo tiempo, siempre hay algo imprevisible y mágico con el dinero y las cuentas, como un juego en el que ir descubriendo las reglas…¡Divertido!»
En fin, que si tú decides tener una economía limpia, yo te ayudo. Decídete, ahora puedo ofrecerte esto, ahora estoy para tí. Lo hago porque forma parte de mi misión, y porque si tú estás mejor, el mundo está mejor, por tanto, el mundo en el que yo también vivo está mejor, y me llegará. Es un motivo, como ves, puramente egoísta. Egoísmo sano.
Así que ya sabes, si quieres tener salud económica estoy para ti en las sesiones o mentorías para emprendimientos y podemos mirar tus resistencias o lo que necesites.
Y comparte, comparte, comparte si crees que a alguien que conoces también le puede servir!
Seguimos, mil gracias por estar cerca 🙂