Progresos, ¿son importantes? ¿los valoramos o los damos por hecho?
Medir los progresos es la propuesta de este artículo, porque, hasta donde llega mi experiencia, ese dato que en adelante llamaré Indicadores permite ver algo que:
no es tan evidente que sepamos nuestros progresos en el día a día
podrían pasar desapercibidos, o… aún peor no tener conciencia de haberlos hecho
Es más o menos como cuando nos ponemos enfermitos y al curarnos, en el mejor de los casos agradecemos poder ir a trabajar en condiciones otra vez.
Pues no
En este artículo reivindico los grandes efectos colaterales de ser conscientes de los progresos.
Entre otros:
aumento de la autoconfianza
aumento de la autoestima
aumento de la energía para continuar el recorrido
aumento de la confianza en la vida y en los demás
sonrisa inmediata casi asegurada
Y además es algo que está disponible siempre qué lo desees.
Los progresos del día a día no son tan evidentes. La importancia de tener conciencia de ellos para que no pasen desapercibidos.
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Cuando por ejemplo te convenga hacer un puente de creencias, es decir ir de una creencia que te esté limitando a otra que te permita seguir en movimiento, acceder a este tipo de información veraz de ti es un refuerzo de alto nivel.
¿Qué son los indicadores?
Son cosas que sirven para indicar. (vaya, tal cual lo que dice la palabra)
En el caso que nos ocupa esas cosas son frases.
Son frases que representan lo que ocurrirá en nuestra vida normal y corriente, nuestra vida cotidiana una vez que consigamos los objetivos que nos proponemos.
Cosas del día a día.
Ejemplo: Fíjate lo que quería esta clienta (traducción tras la versión original en objetivo e indicadores),
“Viure amb tranquilitat la combinació dels meus aspectes profesional, familiar i personal” (vivir con tranquilidad la combinación de mis aspectos profesional, familiar y personal)
¿Quien no quiere algo así?
«podré desconectar del trabajo», «estaré físicamente relajada», «disfrutaré momentos para mí», » le diré cosas a mi pareja sin responsabilizarlo», «la prioridad oscilarán entre los 3 aspectos -tenía que ver con la definición del objetivo de esta clienta-«, «encontraré momentos de no hacer», sentiré que puedo delegar algunas cosas del trabajo», «tendré datos reales para ver cuál es el mejor formato»
¿Qué indican?
Si vamos o no vamos en el camino hacia lo que queremos, hacia nuestro objetivo.
Eso implica que previamente has decidido que quieres conseguir algo, lo que podríamos llamar el objetivo, la meta, el sueño, tu ambición, ilusión, el deseo, o como lo quieras llamar, ¿cierto?. Si no, no pueden haber indicadores.
Ejemplo: El cliente del siguiente ejemplo definió su objetivo como:
“conocer el proceso de desarrollar proyectos y extraer la máxima experiencia y conocimiento posibles”
¿Cómo hacer esos indicadores?
Mi recomendación es que uses una hoja de cálculo (aunque por supuesto puedes hacerlo con papel y boli) y ahora te explico porqué.
Se trata de escribir entre 4 y 8 cosas que ocurrirán en tu cotidiano y que de algún modo tengan sentido para medir el objetivo.
Después haces una valoración en el momento que estés entre por ejemplo 0 y 10 donde 0 es que no lo tienes en absoluto y 10 es que ya lo tendrías totalmente conseguido. A ver, si te sale algún indicador con 10 es buena idea cambiarlo pues no es mejorable y no va a poder indicar progresos. Aunque … ¿¡qué se yo!?. Podría indicar retrocesos y sería una interesante señal de aviso 😉
Deja la columna de valoración oculta. Si estás usando papel y boli, mira de tapar de algún modo la valoración (la idea es que no te condiciones por las valoraciones antiguas cuando vayas a hacer las nuevas)
Pon en tu agenda «revisar valoración de indicadores» al cabo de algún tiempo (3 meses quizá es un buen margen para que haya ocurrido algún cambio si realmente te has puesto manos a la obra)
Y la utilidad principal de ellos (aparte de los efectos colaterales escritos más arriba) es:
Cuando llegue el momento, vuelves a valorar y observas la diferencia. Quizá tu vida cotidiana ya te lo estará diciendo, pero… te aseguro, que al menos en esta casa, siempre, siempre hay comentarios de sorpresa y alegría cuando les digo a mis clientes como se valoraban y el cambio.
Pero muchas veces ocurren cosas como:
«me parece tan lejano haber dicho eso»
creen que no han avanzado, y al escuchar de nuevo su objetivo tal y como lo habían definido ven…que de hecho casi lo han conseguido. ¿Qué ocurrió?. Que habían creado un nuevo objetivo -relacionado- en su cabeza y olvidaron el antiguo sin darse cuenta que ya estaba, así que tienen la sensación de no haberlo hecho
Algunos objetivos se consiguen antes y más fácil. Eso suele depender de varios puntos, entre otros:
de cuánto has tardado en ponerte manos a la obra
de qué parte de tí lo pide
de cuánto estás dipuesto a comprometerte, a transformate, a dar una oportunidad seria a las estrategias que pongas en marcha
de si te lo crees o no posible
Ejemplo: El siguiente caso era el de:
«una persona que se había quedado sin trabajo y quería encontrar otro»
Este está en el de los rápidos. La clienta se entregó al 100% conmigo, con ella y con otras opciones y entrenamientos que abrió al día siguiente de estar en el paro.
Finalmente, si en un tiempo prudencial esa valoración te muestra que NO estás avanzando entonces quizá quieres valorar con seriedad un cambio de estrategia
Mira aquí el último ejemplo de este post: En el caso que hay aquí debajo, la definición del objetivo fué:
» Tener seguridad en mí y en lo que hago, en mi proyecto, constancia y concrección»
Y ahora , es tu turno, ¿cómo te das tú cuenta de tus progresos? ¿los celebras?. Cuéntalo en los comentarios y lo celebraremos entre más!
Y por descontado, que si crees que este truquillo para medir progresos, y más aún, para sanear el trabajo del día a día le puede servir a otras personas, díselo, comparte. Mil gracias por ello.
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2 Comments
Muy bueno Sonia!!!
Un abrazo fuerte
Gracias Carmen! Se trata de inspirar, cierto?. Abrazo 🙂