La genialidad de las preguntas, de las buenas preguntas es el portal de posibilidades que abren, y que al entrar con nuestro pensar vamos dilucidando poco a poco (a veces durante décadas), como quien limpia una habitación que además está muy desordenada.
Voy a centrarme en la pregunta tal y como está formulada, con este verbo, el confundir en lugar de otros que parecieran similares (en el diccionario de sinónimos hay muchos, entre ellos atarantar, rebujar o cachifollar! -ji- ¿te imaginas un «ehhh, tu, que tas cachifolláa!»).
Y, volviendo al tema, voy enfocar la pregunta respecto de avanzar en propósitos o proyectos profesionales o empresariales.
La idea de este post es entrar un poco en el primer significado que nos da la RAE para luego ofrecer algunas posibilidades.
En cuanto a un propósito o proyecto profesional, claro, hay muchísimos estadios. Sin embargo, sea cual sea, siempre hay uno o varios objetivos tras él. No voy a hablar de objetivos que para ello tienes el curso de estrategias.
La clave está en que para estar confundida o confundido, tengo que haber mezclado cosas (dígase objetivos) diversos a tal modo que no los sé distinguir.
Vamos a imaginar, a modo metafórico, que eso que está mezclado es sólido.
(Digo sólido, porque si fuera líquido estaríamos en un nivel de confusión tal que requeriría métodos como la «decantación» o la «cristalización» y eso se va de lejos de este post).
Por ejemplo: tengo el propósito empresarial de que mi proyecto sea sostenible económicamente, pero resulta que cuando me pongo manos a la obra, ese propósito se mezcla con el de que yo sea feliz, tenga tiempo libre, no caiga en las garras de las redes sociales, o mil otros más. Aquí viene la magnífica posibilidad de confundirme, porque aunque muchos de los propósitos anteriores son y deberían ser para todo el mundo compatibles, resulta que en la tarea concreta que he de hacer quizá parecen opuestos.
Ejemplo: quiero que mi proyecto sea sostenible económicamente pero «me cuesta (ojo, y por si fuera poco, esto me lo repito con cierta frecuencia) o soy muy mala en cosas de ordenador». La segunda parte de la frase anterior me genera infelicidad y como resulta que tenía mezclados los propósitos de ganar el dinero que necesito con el de ser feliz… ¡chof!, ¿consecuencia?, ¿cuál dirías que es la consecuencia?.
Y ahora vamos un poco más allá. Es obvio que se trata de separar lo que está mezclado para poder tomar decisiones acertadas. Y ¿cómo separo?.
Hay muchos modos. Pero voy a proponerte uno que si eres de las o de los que le gusta tocar materia, quizá te haga gracia.
Elige algo en lo que creas que hay confusión, que no ves claro qué hacer, que vas «palante y patrás», que empiezas y dejas, que …
Ve a la cocina y toma un puñadito pequeño de arroz, lentjeas, garbanzos, judías pochas, marcarrones, … .Ya sabes, como si fuéramos a jugar al mus, al 7 y medio o al póker en el comedor de casa.
Asigna (y puedes escribirlo) a cada uno de esos alimentos, metafóricamente, una de las cosas que creas que te generan confusión. (en el ejemplo anterior: los macarrones podrían ser el dinero, los garbanzos podrían ser los discursos mentales que te explicas, las judías pochas o porotos podrían ser los miedos identificados).
Mézclalo
Empieza a separa por montones: tomo un garbanzo y lo identifico con por ejemplo mi discurso mental de que «el dinero no es lo más importante», tomo otro garbanzo y lo identifico con otra de mis discursos mentales de que «ganarás el pan con el sudor de tu frente» y así. Déjate llevar por lo que te surge, sólo estáte muy consciente de ello.
Cuando tengas los montones separados, sin duda, habrán pasado cosas a nivel interno, y si has estado atenta, atento, es muy posible que tengas una pista importante.
A partir de ahí se pone en marcha otra cosa: la voluntad. Pero eso es otro tema.
¿Qué ocurre cuando salgo de un estado de confusión?. Casi seguro que en tu vida, has transitado por momentos, días o meses en lo que te has sentido muy confundida o confundido. Y si ha sido en el pasado y ya saliste de allí, podrías recordar, respecto de ese tema, ¿cómo fué que «se te encendió la bombilla», que «lo viste claro»?, y sobre todo:
¿puedes recordar la alegría innata, genuina, que brotó en tí cuando eso ocurrió incluso que fuera sólo por un instante?
Y ahora es tu turno, cuéntanos en los comentarios cualquier cosa que creas al respecto de la confusión, sean truquillos, sean consecuencias que has visto en tí o en otros,… Todo será bueno para alimentar este post.
Y como siempre, comparte si te sirve o si crees que a otros les puede servir, así nos haces un favor a unos cuantos a la vez 🙂
Te espero en mis redes y te agradezco de corazón el tiempo que me dedicas.
Suscríbete ahora al boletín de noticias.
Muchas gracias por la confianza que implica tu suscripción. Te hemos enviado un email para que confirmes tu suscripción y pronto recibirás un nuevo artículo.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible.
La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Cookies estrictamente necesarias
Las cookies estrictamente necesarias tiene que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.
Si desactivas esta cookie no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar las cookies de nuevo.
Cookies de terceros
Esta web utiliza Google Analytics para recopilar información anónima tal como el número de visitantes del sitio, o las páginas más populares.
Dejar esta cookie activa nos permite mejorar nuestra web.
¡Por favor, activa primero las cookies estrictamente necesarias para que podamos guardar tus preferencias!